De nuevo al ruedo

Imagen de Pexels en Pixabay 

Nunca pensé que saldría tan pronto de la cuarentena, a principio de junio y en contra de lo estipulado en el decreto, estoy de nuevo en la oficina. Ha sido muy difícil asimilarlo porque creo que todos están en la misma línea de cuidado “estar en casa es lo más seguro” pero hay personas que dejan la empatía de lado para regodearse de poder y virus. Aunque ese no es el caso acá, la realidad es que al igual que media ciudad estoy de nuevo en el ruedo y quiero pensar en lo que cambió dentro de mí durante la cuarentena de poco más de 70 días. Porque aunque suene trillado todos hemos cambiado durante este tiempo, nadie sale igual pero es importante es haberlo identificado.

Al comienzo  no sabía teletrabajar, ya lo había hecho y sabía que en mí no funcionaba porque la disciplina y yo no somos las mejores amigas, en cuanto a trabajo se refiere. Y dos meses después de hacerlo, de manera más juiciosa, sigo pensando que no es para mí porque puedo trabajar a media noche, fines de semana y festivos con tal de cumplir con las responsabilidades. Pero mi familia, mi novio y mi yo interna me reclaman su tiempo a gritos, ahí entraba en un conflicto que no he aprendido manejar y como pude le fui dando respuesta. Y aun con toda la negativa prefiero quedarme en casa porque todavía y por mucho tiempo más es el lugar más seguro para todos, mientras los que realmente necesitan salir, están en la calle, los demás debemos evitar estorbar en su camino.      

A pesar de lo anterior compartí muchos momentos en familia, especialmente con mi mamá que la veía 24/7, a mi hermano que siempre termina en mi casa y mi novio estuvo con nosotros por más de dos meses. A mi hermana no la vi, personalmente, pero hablamos tanto que sentí que nunca nos separamos, con resto de la familia nos conectamos ocasionalmente de forma virtual para hablar de nuestras experiencias de encierro. Pero era tan feliz con cada gesto o conversación que olvidaba todo lo malo que nos ha podido pasar para quedarme con los bueno que estaba viviendo. Los amé y entendí que el universo nunca se ha olvidado de mí, solo que a veces me deja sola para ver por las malas lo que no querido hacer por las buenas.

Somos gente y como tal nos encanta quejarnos por todo y yo en especial que amo el drama, siento que hace parte del día a día y le da más emoción a las cosas. Por ejemplo ay mi trabajo, ay el sueldo, ay mi jefe, ay mi mamá, ay no sé qué y así por todo…pero lo pensé mucho durante en el encierro y llegué a la conclusión que mi vida es perfecta. Claro que tengo cosas por mejorar, pero amo a mi familia, me encanta mi novio, tengo un hogar y un ingreso mensual para sostener mi ritmo de vida, todavía estoy aprendiendo a vivir con lo justo y necesario.  Pero, el de siempre, es mi trabajo “no me hace muy feliz” y cada vez se va volviendo más pesado,  me alivia un poco pensar que el oráculo dice que estoy ganando más, en experiencia y sabiduría claramente, que lo que podría ganar en otro lugar, así que por el momento lo disfruto, eso también lo estoy aprendiendo y mis ojos es lo más difícil que he pasado. Con los años la vida se complejiza, este es el nivel preparatorio para los 30.  

También aprendí muchas cosas de mí, cosas que he visto siempre y que hacen parte de mi cotidianidad pero nunca lo había aceptado o simplemente las di por hecho, sin detenerme a analizar en qué consistían.  Por ejemplo yo sabía que era muy controladora, además es perfecto porque la profesión lo requiere, pero verlo en otro ámbito de la vida es muy gracioso porque deja de ser algo mío a afectar a otro. La situación se da en el momento en que ese otro decide hacer parte de algo que es mío; como es algo mío, espacio o rutina, asumo que el otro se debe acomodar simplemente porque yo lo hago de una manera y así está bien, sin tener en cuenta el desconocimiento del otro o su punto de vista, porque en ocasiones puede aportar algo y mejorar ese pedacito de mí.     

Puedo concluir que la llegada del virus me hizo bien, porque me dio el tiempo que necesitaba y no había aprovechado para aprender de lo básico, además siento que mi ciclo en este lugar está terminando y era necesario estar con los míos para que luego, al extrañarlos, tenga momentos lindos para recordar. Me volví a enamorar de mí con algunos peros que sigo negociando. Y lo más importante, aprendí que  “hay que ser aprender a ser egoísta”, porque a veces es necesario un poco y en otras es totalmente dañino, pero cuando uno conoce algo y lo entiende se comporta mejor frente a ello.

Me amo y amo a todos los míos, lo que me rodea y al universo que me permite vivir la vida que algún día elegí y en este momento aprendo de ella. Amo estar en este mundo, en este momento y deseo cumplir mi función tal y como ha sido encomendada. Amor para todos 😍

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