Cada veintitantos días

Imagen de jiao tang en Pixabay 
A lo mejor es falta de amor propio o quizás parte del proceso de madurar pero hay días en los que me cuestiono el hecho de ser mujer ¿será que soy la única? A lo mejor o tal vez  no, lo importante acá es el deseo de compartir lo que fluye en mí ser y que siento que puede ayudarle a otras en el momento justo.

Yo no tengo problema con mi feminidad y no quiero entrar en detalle de cuerpo, cabello, unicornios rosados y demás, mi conflicto aquí es porque cada veintitantos días al mes todo mi entorno cambia y en esos días sufro, lloro, me enfermo, deseo helado por toneladas, peleo con la vida…la existencia es un poquito más complicada.


Es lo más normal me grita el mundo entero pero quién dice que porque es normal a mí me debe alegrar la idea o hacer como si no pasara nada, cuando creo que es necesario hablarlo y entenderlo más que conformarse.

Ya no estamos en la época de las mamás o de las abuelas donde todo lo fémino era malo, hay que aprovechar que el mundo se nos ha ido abriendo a nuestro favor y hoy tenemos el apoyo de muchas otras que están llenas de dudas y conocimientos de nosotras mismas y sería divertidísimo identificarnos como una sola y no sentirnos solas.

En días de reflexión he entendido que tiene su parte positiva porque, para mí, no hay mejores días que para conocerme en todo mi esplendor porque soy solo sentimiento y las reacciones hacia el mundo son totalmente diferentes a los demás días, soy como mi Mr. Hide que no le esconde su humanidad a los demás.

Entendí que hay que buscar más, conocer más, identificar lo que más nos gusta y lo que definitivamente no nos gusta para guardar lo mejor para ese 28 y amarnos más que cualquier otro día. Porque a pesar de que somos más mujeres solo una sabe lo que siente y me ha servido saber que hay otras a las que también les duele además me asombra porque hay muchas juiciosas que tiene cualquier cantidad de registros de su ser interior y viven un poco más en paz con su ser.

No las referencio acá porque son conversaciones del día a día y solo hasta ahora logro entender después de muchos años de vivir con mi menstruación, porque son cosas tan cotidianas que nos da pena hablarlo o si lo hablamos queda ahí, en el aire del almuerzo en la oficina y no nos damos cuenta de lo valioso que puede salir de esa única hora diaria.

Es normal no saber, es normal no estar pendiente del cuerpo, de los cambios, es normal sentir algo diferente y dejarlo así pero porque es normal no necesariamente es bueno. Estamos acostumbradas, andamos como un robotsito, del trabajo a la casa y viceversa, los hijos, el esposo o el novio, el hogar, lavar la ropa y todas las ocupaciones que la sociedad nos ha puesto.

A mí también me pasa, en ocasiones, no sé cuando estoy ovulando y solo es evidente a mis ojos cuando llevo un par de días con dolor de cabeza, algunos disgustos con  los míos y mis amigas me preguntan si pasa algo…lo que es muy triste porque ahí comienza el cuestionario de nuevo y algunos enojos con el universo y hasta con la naturaleza por hacerme pasar por esto.   

Lo escribo porque me hace bien tomar el dolor en la pelvis y de cabeza, todo el humor gris y la poca energía y concentrarlos en palabras para así sacarlo en forma positiva y también me lancé al blog porque quiero saber si hay otras que se hacen las mismas preguntas, tienen dudas, saber cómo son para ustedes esos días y compartir nuestros tips de alivio.

O por si es todo lo contrario y hay chicas que amen sus días rojos de ovulación y tengan una buena relación con su periodo sería rico leer sus historias y aprender de ustedes.     

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