Mi rutina


Hace varios días que no escribo nada, es extraño porque tengo la intención de hacerlo pero el deber ocupa más tiempo del que tenía las semanas anteriores y mi energía ha estado tan cambiante que a duras penas logro seguir la rutina.

Imagen de ArtTower en Pixabay 

He estado muy ocupada con compromisos del trabajo, la vida cotidiana, los amigos, la familia, mi hermana (ellas no hace parte del grupo familiar porque nuestra relación es algo más importante y me demanda más tiempo que los demás), mi novio y algunos compromisos extras que adquirí con el fin de tener otros ingresos económicos. He estado partida en muchos pedazos, el cansancio aún no se siente pero la vida tampoco.

Fue muy triste llegar a casa en estos días “temprano” con la ilusión de hacer algo para mí y me di cuenta que es realmente fácil perderse en la vida. Por estar pensando en producir y responder a las obligaciones olvidé por completo disfrutar, hacer cosas que me hagan feliz, y no es que sea infeliz con mi vida pero he dejado a un lado esos momentos mágicos, esos que pasan cuando decides hacer eso que te gusta, que has añorado siempre o que es diferente a lo que normalmente acostumbras.

La situación es que esa noche en casa tenía muchos planes, hablar con mi novio que hace días no compartimos tiempo de calidad, arreglarme el pelito, medirme la ropa que me llegó nueva y antes de dormir quería ver una peli pero casi nada de eso pasó…Después de comer y cuando pensaba en bañarme eran las diez así que el cabello: cancelado, me sentía sucia (sudada de todo el día) así que la ropa aún está en la caja y decidí hablar con él hasta la hora de dormir y fui algo feliz. La película quedó para el fin de semana, o eso es lo que espero.

El sábado generalmente debo hacer vueltas o entregar pedidos, la ropa que vendo, intento estar con mi mamá para compensar de alguna manera el tiempo al que estábamos acostumbradas a compartir cuando estaba desempleada, trabajos externos, organizar casa y lavar la ropa de la semana. Mientras el domingo me arreglo las uñas, tal vez me organice el pelo, las mascarillas y demás rituales féminos  que lo hacen sentir mejor y dormir algo más que el resto de la semana. ¡Siento que no hay mucho espacio para  la peli u otro plan que pueda salir!

Siento que son fenómenos que llegan en ciertos momentos de la vida, no digo que sea vieja ni nada por el estilo, pero la energía de los 20 ya se está acabando. Las constantes vueltas, los problemas y la mala relación con el dinero, el cansancio constante y el deseo de mantener hibernando cada que se pueda. Estar en la víspera del “tercer piso” realmente es otro asunto, ya no quiero salir de fiesta cada semana, no puedo consumir mucho alcohol porque el guayabo me quiere matar o si no el reflujo hace lo suyo, además que ya no tiene el sentido de diversión y deseo que antes. Amo tomar alcoholsito pero suave, conversadito y no hasta emborracharme.

Lograr sacar algún remiendo de texto hoy es un ejercicio que valoro y creo que no está mal, además ayuda a olvidar un poco lo oscuro y caliente que ha estado el día, olvidar las obligaciones un ratito y dejar de manera consciente que todo fluya.

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