Sistema de Prioridades

Imagen de Daniel Mena en Pixabay 

Hay ocasiones en las que nos sentimos atrapados en una situación  que no sabemos cómo salir, momento en el que nuestra energía se va consumiendo, estamos de mal genio en ocasiones o el cansancio se adueña por completo del día a día. A mí me ha pasado muchas veces y últimamente la solución que encontré fue aplicar un sistema de prioridades y así cuidar mi energía, que es valiosa, disfrutar lo que hago y sentirme más llena de vida. Yo aplico un sistema de prioridades, así se me ocurrió llamarlo, porque soy muy controladora y tengo la necesidad de tener todo fríamente  calculado.

En la vida tenemos que hacer varias cosas a la vez y algunas de ellas no nos gustan mucho o simplemente son el medio para llegar a un fin deseado. Es normal porque no todo debe ser de nuestro agrado y mediar con eso nos quita mucha energía. Teniendo en cuenta que es algo que debemos hacer y  que al obtener nuestro objetivo deseado vamos a estar totalmente agotados. Así que es mejor aceptar nuestros compromisos, divertidos o aburridos, hacerlos y disfrutar el premio.

Pero cómo lo hago, se pregunta uno y es ahí donde entra  mi sistema de prioridades. Consiste en tres pasos básicos:

1. Identificar la situación: Independientemente de que sea de nuestro gusto o una obligación, e incluir en contexto. Es decir, por qué hago o debo hacer esta actividad o cómo terminé en esta situación.

2. Evaluar el nivel de prioridad: Teniendo en cuenta el contexto y el objetivo que quiero lograr voy a ponerlos en balanza frente a la situación/actividad problema. Estando en ese punto le voy a asignar un valor de uno a diez.
*Esta escala obtiene valor según las prioridades que yo tengo en la vida. O sea si esta situación está directamente relacionada con mis objetivos. Aclarando si eso que debo hacer me suma valor o simplemente es algo pasajero.

3. Actuar: Vas a invertir el nivel de energía según el número de la escala asignado. Si está entre 1-4 es importante, si es 5 no suma ni resta, si está en 6-10 es mejor no desgastarse más de lo operativo.

Para que sea más claro voy a poner un ejemplo con el que logré ilustrarlo en mi mente y con eso va a quedar más claro: Yo quiero comprar un carro, uno de los pasos a seguir es hacer el curso de conducción. Este curso se compone de unas horas teóricas y otras prácticas, en Colombia las clases de horas teóricas son de muy baja calidad y el nivel de aprendizaje es realmente bajo porque son basadas en vídeos de YouTube.

Entonces yo estoy totalmente angustiada porque debo cumplir con esas horas, que es tiempo “perdido” de mi vida y no aprendo nada, porque los profes solo se sientan a ver el vídeo con nosotros.

Así que comienzo a evaluar: Para tener el carro debo aprobar el curso, o sea mi prioridad es el carro y el medio es el curso, así que le imprimo el 100% a esa idea, a los derivados, que sería el curso, le imprimo lo justo, porque si sé que el sistema está mal y no lo puedo cambiar para qué descartarse con eso. Busco como aprender, así sea repasar los vídeos en casa, aprobar la licencia y finalmente seguir con los trámites del carro.

Al final voy a tener mi carro, tranquila, con los conocimientos necesarios y mi energía va a estar en un buen punto para disfrutar mi nuevo regalo.  

Comentarios

Entradas populares